La mayoría de las madres trabajadoras que conozco, incluida yo misma, están en una batalla constante con nosotros mismos. Tendemos a cuestionarnos a menudo y nos sentimos culpables por no ser el “padre perfecto”. Esta es una lucha que empeora cuando regresas al trabajo después de tener un bebé, y nunca parece ser más fácil. No todos los días son un escenario perfecto de felicidad doméstica: casa limpia, niños bien educados y un ambiente relajado. Seamos realistas, ese mundo no existe … así que necesitamos aprender a equilibrar todo sin golpearnos constantemente.
Soy padre soltero de un adolescente y he sentido muchas emociones, especialmente cuando lanzo un nuevo negocio con un socio comercial y dirijo otro negocio por mi cuenta. Aquí hay tres estrategias que funcionan para mí.
Centrarse en las cosas buenas
Las madres siempre encontramos algo por lo que sentirnos mal, y si te dejas caer en la trampa del pensamiento negativo, puede seguir en espiral. En cambio, concéntrate en las cosas buenas. Cuando te sorprendas recordando que no incluiste todos los grupos de alimentos en la lonchera de hoy o cuando gritaste a los niños, detente y replantea tu pensamiento.
Encuentre los aspectos positivos de cada día y piense en las grandes cosas que hace por la familia, como la buena cena que planea cocinar esta noche, los cuentos antes de dormir o el viaje al zoológico el fin de semana pasado. También puede comenzar cada día con una “lista de gratitud”. Todas esas pequeñas cosas cuentan y hacen un hogar feliz.
Crea oportunidades de conexión
La cultura de hoy se centra en el ajetreo y estamos inundados de notificaciones de redes sociales y correos electrónicos de trabajo. No es de extrañar que el “tiempo en familia” de calidad a menudo sufra estas distracciones.
Es importante recordar que debe estar presente durante cada interacción con sus hijos. A menudo me quedo dormido mientras mi adolescente me lleva a través de un recuerdo juego por juego de su último videojuego, pero hago un esfuerzo por escucharlo, ya que es importante para él. No hay nada peor que hablar con alguien mientras escribe furiosamente en su teléfono.
También puedes crear rituales para pasar un buen rato. Por ejemplo, nos gusta caminar a nuestras sesiones de gimnasio en lugar de conducir. Esto puede llevar más tiempo, pero crea una oportunidad para hablar sobre todo tipo de cosas mientras disfrutamos del aire fresco. No hay distracciones y, a veces, todo lo que los niños necesitan es su atención total.
Date un capricho
Por último, pero no menos importante, esto es muy importante por el bien de todos. Tengo una amiga cercana que nunca se trata a sí misma, sino que compra cosas para sus tres hijos y su esposo, y siempre se excluye. ¡Ojalá pudiera ver cuánto merece tratarse a sí misma de vez en cuando!
Así que no se sienta mal por reservar ese masaje, o ir de compras y no regresar con algo para todos, porque una madre feliz es igual a una familia feliz.